Un 35% de posesión de balón, los 11 jugadores metidos en su propio campo con el 0-1 a favor durante toda la segunda parte y Ter Stegen perdiendo tiempo. El Barça y su técnico Xavi Hernández de unas artes impropias de los mandamientos de la filosofía culé para salir victoriosos del Santiago Bernabéu en las semifinales de la Copa del Rey.
«El estilo de Simeone es lícito, pero en Barcelona no se entendería jugar con 11 atrás», dijo Xavi Hernández para referirse a cómo juega el Atlético de Madrid un año atrás. El técnico aplicó dicha filosofía para sobrevivir a un Real Madrid que los tuvo arrinconados durante mucho tiempo en el encuentro.
La consecuencia de todo es que el Barcelona cosechó su peor dato de posesión en 861 partidos oficiales. Desde que Pep Guardiola aterrizó en el conjunto azulgrana, el Barça no había registrado un dato tan mínimo de control del esférico. El equipo azulgrana no vive días de opulencia en el aspecto del juego espectacular promediando menos de dos goles por partido.
«Nos hubiera gustado tener un poco más el balón, esa es la realidad», dijo un Sergio Busquets que quiso eludir cierta autocrítica. El Barcelona más ‘tacaño’ salió victorioso de un duelo poco vistoso y en el que los blancos les superaron en todo: 11 tiros contra cuatro o 11 córners contra dos. Incluso Araujo hizo un marcaje individual sobre Vinicius por todo el campo, algo que nunca se había visto al equipo culé en este siglo.
El técnico, sin embargo, sacó un gran botín al lograr el triunfo por la mínima, pero también haciéndolo sin Pedri, Lewandowski y Dembélé, tres de sus titulares indiscutibles. Xavi Hernández renunció a los principios del juego bonito para volver a salir victorioso del Bernabéu. El Cholo Simeone, a buen seguro, que se puede sentir orgulloso de su discípulo.
